18 de agosto de 2012

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Cuando pienses que no hay ninguna razón por la que respirar, por la que alzar la mirada, por la que seguir luchando, sólo tienes que pensar que nada es imposible, que rendirse es de cobardes y tú no te lo puedes permitir, así que lucha hasta que realmente ya no haya nada por lo que seguir. No te vengas abajo, estarás más cerca del suelo y habrían más posibilidades de caer. Apóyate en los que quieres, si es por ti, ellos no van a caer... Esto es un mundo muy grande, así que si te vienes abajo, antes caerás y menos tiempo tendrás para descubrir lo demás.

Me siento...

Como una hoja seca que se cae del árbol. Ésa que siempre pareció fuerte y hermosa.
Una vez en el suelo deja de ser hermosa. Parece frágil. Se puede comprobar. La cogen y la sueltan como si no tuviera vida.
Una vez en el suelo nada hecho anteriormente tiene importancia, ni siquiera algo de sentido. Parece basura, es más, la tratan como tal.
Lo que nadie sabe es que esta hoja nunca fue hermosa, y mucho menos sería fuerte, sólo lo aparentaba. Siempre fue una hoja frágil, y con sólo tocarla se destrozaba por dentro, se escondía, aunque por fuera seguía aparentando ser fuerte y no cambiar de color para evitar romperse.